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ISABEL DE FARNESIO, LA PARMESANA.

Foto del escritor: SEA CONMIGOSEA CONMIGO

En 1700 Felipe V- tras la Guerra de Sucesión que enfrentó a los Austrias y a los Borbones por el control del Imperio Español- inicia su gobierno en lo que quedó de España después de esta cruenta contienda. Sería este Rey el primero de una larga lista de Borbones que como todos sabemos llega hasta nuestros días. Felipe V casó muy joven con María Luisa de Saboya con la que tuvo dos hijos: Luis y Fernando. Pronto murió María Luisa y era necesario buscar otra nueva esposa para el rey. Era sabido en todas las casas reinantes de Europa que la personalidad y el estado mental de Felipe no eran muy de fiar. Padecía de episodios de depresión y melancolía que combinaba con épocas de euforia y autocomplacencia, no es de extrañar que todas las princesas casaderas de la época se hicieran cruces para no ser tocadas con la varita mágica de este matrimonio. La elegida fue Isabel de Farnesio, heredera del ducado de Parma. Las primeras descripciones que los enviados a Parma hicieron de esta dama al rey fueron las usuales en la época: dulce, educada, prudente, aseada en el vestir y no ocupada en otras cosas que en las propias de su sexo. Olvidaron decir que tenía la cara picada por la viruela, que había tenido una excelsa educación, poseía una notable y despierta inteligencia y que además se interesaba por los asuntos de Estado, es decir, le gustaba la política. En 1714 casó Isabel con Felipe y nada más llegar a España comenzó a tomar decisiones políticas que le granjearían el odio de algunos y comenzó a ser llamada despreciativamente LA PARMESANA. Esto no acobardó a Isabel. Conocedora desde un principio de los males de su marido tuvo la habilidad y la inteligencia de saber controlar sus crisis y aprovecharlas en su propio beneficio participando así en los asuntos de Estado e influyendo en el Rey en la toma de decisiones muy importantes para la nación. No era querida ni por la aristocracia ni por los españoles algo que les ha ocurrido a casi todas las reinas consortes de este País que fueron extranjeras pero sobre todo lo que no gustaba de Isabel era el control y la influencia que ejercía sobre su cambiante esposo algo inusual en las reinas de la época que a lo único que se dedicaban era a obras de caridad y a dar herederos al trono. Isabel despreció profundamente a los hijos del primer matrimonio de Felipe ya que estos eran un escollo para que reinaran los suyos. Uno de los ejes de su política fue precisamente conquistar reinos perdidos por el Imperio para que pudieran gobernar en ellos sus hijos. Recuperó Nápoles y Sicilia para su hijo Carlos (después Carlos III de España) y su Ducado de Parma, que previamente había perdido, para su hijo Felipe. Tras la muerte de Felipe heredó el trono su hijo Fernando que reinaría con el nombre de Fernando VI. La primera medida del nuevo Rey fue desterrar a Isabel de la Corte. Isabel se traslada al palacio de Riofrío y desde allí sigue las vicisitudes de la Corte así como el mal estado de salud del nuevo Rey que murió unos años después sin descendencia. Años antes había muerto el otro hijo del Rey Luis, por lo tanto, Carlos su hijo mayor tenía el camino servido hacia el trono español. Lo había conseguido. La figura de Isabel de Farnesio tiene muchos detractores es considerada como una mujer ambiciosa y sin escrúpulos para muchos especialistas. Pero,¿ cómo consideraría la historia a esta figura si hubiese sido un hombre y no una mujer? Seguramente la palabra ambición hubiera sido cambiada por valentía y la expresión falta de escrúpulos por la de sentido de Estado. La Historia nunca nos ha tratado bien a las mujeres, la mayor parte de las veces nos ha ignorado, otras nos ha estigmatizado y muy pocas, poquísimas nos ha valorado en nuestra justa medida, Isabel de Farnesio no escapó a esta fatalidad.



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