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"Cada generación, sin duda, se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo que no lo rehará. Pero su tarea acaso sea más grande. Consiste en impedir que el mundo se detenga."
Albert Camus.
Desde que el hombre habita la tierra, muchos han sido los peligros y tragedias a los que se ha enfrentado a lo largo de los 2,5 millones de años de su existencia. En sus inicios era un simple homínido que caminaba como cualquier simio, pero hubo un avance que lo hizo superior a los simios y a cualquier especie animal sobre la tierra: su capacidad de ponerse en pie y caminar al mismo tiempo que podía utilizar sus manos en otros menesteres. Este avance fue vital para la pervivencia de nuestra especie en la tierra, nos hizo superiores a todos los demás seres vivos, pero también vulnerables. Aprendimos a cazar, dominamos el fuego, domesticamos al ganado, inventamos la agricultura, aprendimos a rendir culto a los dioses, fuimos avanzando conforme pasaron los siglos, haciéndonos más sabios, pero al mismo tiempo que avanzábamos, descubríamos que estábamos en manos de innumerables peligros, de situaciones y momentos que éramos incapaces de dominar, como los fenómenos naturales o las enfermedades. El hombre entonces desarrolló un miedo terrorífico a aquello que le era desconocido y que no podía dominar, como ocurrió y ocurre con las enfermedades. Es por eso, que aprovechando la terrible situación que estamos viviendo, he decidido relatar un capítulo de la historia de la humanidad que tiene algunas similitudes con la actual situación de alerta sanitaria que estamos sufriendo: la peste negra. La peste negra llamada también muerte negra, fue sin duda la peor pandemia que vivió la humanidad. Devastadora y terrible. Tuvo su punto álgido entre 1347 y 1352 siendo Europa y Asia los principales focos de la misma. Según los científicos nació en Asia y de allí se expandió a toda Europa a través de las rutas comerciales. El primer lugar de Europa que sufrió la peste fue Mesina (Italia), y de allí se extendió por el resto del continente. No se sabe con seguridad cuántas personas murieron por esta pandemia, se estima que fueron 25.000.000 millones de personas solo en Europa, aunque como es evidente, pudieron ser muchas más. Los científicos no se ponen de acuerdo sobre qué causó la peste negra, algunos sostienen que fue una variedad de la peste bubónica. Si se sabe a día de hoy que está causada por la bacteria Yersinia Pestis y lo cierto es que esta enfermedad en aquella época no tenía cura. Todo comenzaba con tos, fiebre, manchas en la piel, sangrado por la nariz, sed y por último la aparición de unas bubas negras, sobre todo en las ingles. Las bubas eran una especie de bultos que contenían un líquido oscuro, estas bubas terminaban reventándose y el líquido que contenían desprendía un olor insoportable (de ahí que cuando a día de hoy queremos resaltar lo mal que huele algo, siempre utilicemos la palabra peste o pestazo) tras esto solía sobrevenir la muerte. Lo cierto es que muy pocos pudieron contarlo. El concepto de pandemia no existía entonces en la Edad Media, era más una época en la que todo giraba en torno a Dios, las pestes eran sufridas por la población como un castigo divino, algo habían hecho mal y Dios los castigaba por ello. Así es que entre la resignación y el terror de la población, la falta de limpieza, y los nulos medios y tratamientos para curarla, la peste se llevó en muchos lugares a dos tercios de la población, como fue el caso de muchos pueblos de Italia, de Alemania y de otros países de Europa. La peste no distinguía entre ricos y pobres, entre jóvenes y mayores, hombres o mujeres, mataba por igual fueses quien fueses. El rey Alfonso XI de Castilla murió a causa de esta peste en la batalla de Gibraltar. Es de destacar el comportamiento caprichoso de esta enfermedad, ya que mientras que en algunos territorios reducía la población prácticamente a la nada, en otros apenas pasaba rozando, causando muy poca mortalidad, había familias enteras que morían a causa de esta pandemia y otras familias vecinas a las cuales ninguno de sus miembros era contagiado. El por que de este comportamiento todavía no ha sido descubierto, pero es posible que tenga mucho que ver con el clima, la higiene, las medidas de prevención (las cuales pasaban naturalmente por el aislamiento) y con el sistema inmunológico de las personas. Hubo más oleadas de peste negra en el mundo, una de las más graves en el siglo XVIII que afectó de forma muy acusada a Andalucía, en concreto a Sevilla y a Cádiz, diezmando la población de Sanlúcar de Barrameda y del Puerto de Santa Maria. La última gran pandemia de peste tuvo lugar en 1855 y se originó en China alcanzando lugares tan lejanos como Cuba o Puerto Rico. En el siglo XX con la aparición de los antibióticos los brotes de esta enfermedad comenzaron a disminuir, pero a pesar de todo, continúan surgiendo en Asia, África y América. El último brote conocido lo tenemos en la isla de Madagascar en el año 2017.
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